jueves, 25 de abril de 2013

Abril en Portugal

Hace casi 39 años, para ser más exactos, en la madrugada del 25 de abril de 1974, los portugueses oyeron dos canciones en la radio que pasarían a la historia. La primera, llamada E depois do adeus (Y después del adiós), de Paulo de Carvalho, era una baladita que no despertaba sospechas entre los censores de la dictadura: aunque había ocupado el último lugar en el festival de Eurovisión, solía sonar en las emisoras, y los militares golpistas acordaron usarla como primera señal del levantamiento, a las 0:25 del día 25.
La segunda era menos inocente. Se llamaba Grândola, vila morena, de José ‘Zeca’ Afonso, y había sido prohibida por la dictadura de Oliveira Salazar, que seguía vigente –como suele suceder a veces– después de muerto el dictador. Ese mismo año, Amalia Rodrigues, la diva del fado, la había cantado al final de su concierto en el Coliseo de Lisboa. Y cuenta la historia que, durante ese concierto, los militares resolvieron usarla como segunda señal revolucionaria.
La canción llama al municipio portugués de Grândola ‘tierra de fraternidad’.
“En cada esquina un amigo, en cada rostro igualdad” era, sin duda, una letra “subversiva” para el régimen, y quizás por eso inspiró La Marcha de los Claveles, el levantamiento militar del 25 de abril de 1974 que derrocó la dictadura y dio como resultado la independencia de Angola y Mozambique, las últimas colonias portuguesas.
Ese país, antes tan inmenso y luego tan pequeño, ese mismo que hace cinco siglos circunnavegó el mundo y que en el siglo pasado, ya muy venido a menos, hizo una revolución con santo y seña de canciones y claveles –pues fueron claveles rojos los que pusieron los soldados en sus fusiles para simbolizar que no querían disparar contra el pueblo– está invitado a FilBo. ‘Un mar de libros’ es la apuesta que emprende Portugal, después de firmar un TLC con Colombia, y su expedición hacia la conquista de mercados de ultramar está apuntalada en la cultura.
Además de literatura, Portugal trae arquitectura, cine, exposiciones, ilustración y música, pero no simplemente para la coyuntura de feria, como quien acepta una invitación de cortesía, sino como resultado de un trabajo riguroso en el que las instancias diplomáticas y culturales de los dos países hicieron un levantamiento de lo que había y de lo que faltaba, para explorar horizontes posibles. El resultado es una “toma” de la ciudad que abarcará teatros, bibliotecas y universidades y de la que quedarán 32 traducciones auspiciadas por becas del gobierno portugués y realizadas por editoriales colombianas. En medio de la crisis que ha vuelto a convertir en himno de indignados la canción de Grândola, la apuesta portuguesa parece decir que la cultura sí importa y que puede ser una puerta de entrada para establecer vínculos, entre los que, por supuesto, hay intereses comerciales.
Si en Colombia conocemos –y no demasiado, hay que decirlo– a Camões, Eça de Queirós, Pessoa, Saramago y Lobo Antunes, ahora podremos leer a Graça Moura, Afonso Cruz, José Luís Peixoto, Francisco José Viegas y Valter Hugo Mãe, entre otros, para descubrir o revisitar a ese país que cultiva la belleza sin alardes, como esos bares del Barrio Alto lisboeta en los que hay que golpear para que se abran las puertas a mundos donde conviven lo más tradicional con lo más audaz o con lo más bizarro.
Igual que en aquellos viejos tiempos, cuando España y Portugal se repartían el mundo trazando una raya en un papel para separar colonias del poniente y del levante, el mar será el leitmotiv de estos nuevos Lusíadas. Ese mismo mar que, así como nos ha conectado con España, nos ha apartado de Portugal, ahora, en buena hora, nos brinda otra oportunidad para el encuentro. Pero esta vez será de tinta.
Yolanda Reyes
Publicado por El Tiempo de Bogotá -- Abril 15 de 2013.

sábado, 26 de enero de 2013

Las mejores fotos de enero 2013

SPORT-SLEDDING-GRANDE ODYSSE-FEATURES
 Vista general de un tramo de la carrera de trineos de Grande Odyssee, el 18 de enero de 2013, en Megeve, centro este de Francia. JEFF PACHOUD/AFP/Getty Images
 
A girl and her mother walk in a building in Tokyo
 Una niña y una mujer caminan frente a un edificio en Tokio, Japón, el 24 de enero de 2013. REUTERS/Toru Hanai
 
Protesters flee from tear gas fired by riot police during clashes at Qasr al-Aini Street near Tahrir Square in Cairo
 Un manifestante carga a un niño mientras escapa del alcance de los gases lacrimógenos disparados por la Policía, en la zona de Qasr al-Aini, cerca a la Plaza Tahrir, en El Cairo, Egipto, el 24 de enero de 2013. REUTERS/Mohamed Abd El Ghany
 
Roger Federer of Switzerland hits a return to Andy Murray of Britain during their men's singles semi-final match at the Australian Open tennis tournament in Melbourne
El suizo Roger Federer responde una bola en el juego ante el británico Andy Murray, en la semifinal del Abierto de Australia, realizado el 25 de enero de 2013. REUTERS/David Gray
 
VXH23. ZAGREB (CROACIA), 23/01/2013.- Los alemanes Aaron Van Cleave y Mari Vartman se presentan en el programa de parejas hoy, miércoles 23 de enero de 2013, durante el Campeonato Europeo de Figuras e
Los alemanes Aaron Van Cleave y Mari Vartman se presentan en el programa de parejas el 23 de enero de 2013, durante el Campeonato Europeo de Figuras en patinaje sobre hielo, en Zagreb (Croacia). EFE/Valdrin Xhemaj
 
A Free Syrian Army fighter walks between buildings damaged during Syrian Air force air strikes in Haresta neighbourhood of Damascus
Un soldado del Ejército Libre de Siria camina por entre las ruinas de varios edificios bombardeados por la Fuerza Aérea local, en el barrio Haresta, de Damascus, el 19 de enero de 2013. REUTERS/Goran Tomasevic
 
Firefighters Battling Massive Chicago Blaze Hindered By Frigid Temperatures
Un camión quedó cubierto en hielo, luego de que integrantes del Cuerpo de Bomberos de Chicago, atendiera una conflagración een una bodega abandonada el 23 de enero de 2013 en Chicago, Illinois, y el agua utilizada se congelara por cuenta de las bajas temperaturas. Scott Olson/Getty Images
 
A man holds two burned birds after a fire went off in a compound for homeless Libyan families in Benghazi
Un hombre sostiene dos aves que resultaron incineradas tras un incendio que se presentó en un complejo para habitantes de la calle en Benghazi, Libia, el 22 de enero 2013. No se presentaron víctimas en la conflagración. REUTERS/Esam Al-Fetori
 
Fotos de la semana 012513
Un niño paquistaní trata de dominar a su borrico, mientras camina por un campo a las afueras de Islamabad, Paquistán, el 24 de enero de 2013. AP Photo/Muhammed Muheisen
 
 
Malian women sift wheat in a field near  Segou, central Mali, some 240kms (140 miles) from Bamako Tuesday, Jan. 22, 2013.  French troops in armored personnel carriers rolled through the streets of Dia
Mujeres orean granos de trigo en un campo cercano a Segou, a unos 240kms de Bamako, capital de Mali, el 22 de enero de 2013. AP Photo/Jerome Delay
 
Huskies pant during a training session at Feshiebridge, in Aviemore, Scotland
Un par de perros Huskies jadean durante un entrenamiento en Feshiebridge, en Aviemore, Escocia, el 23 de enero de 2013. El Club de Husky Siberianos de Gran Bretaña realizará una exposición de estos ejemplares. 
 
Fotos publicadas por Yahoo. Más imágenes de la semana aquí:


lunes, 12 de noviembre de 2012

Texas: avioneta vs. camioneta...


Impresionante video muestra el momento exacto en el que una avioneta Cessna 172 se estrella contra un vehículo todoterreno en movimiento, perdiendo parte de su tren de aterrizaje, cuando descendía sobre la pista en el Northwest Regional Airport, un pequeño aeropuerto local en Texas, Estados Unidos, el pasado 5 de noviembre. Afortunadamente no hubo muertos.
 
El piloto William Davis le pidió a su esposa Kandy que grabara su primer vuelo en solitario, cuando le faltaban unas semanas para terminar el entrenamiento en la escuela de aviación y recibir su licencia de piloto. Todo marchaba bien hasta que, a punto de tocar pista, un vehículo se atravesó en la zona de aterrizaje.

Según los funcionarios locales, los coches no deben conducir en esa área cuando los aviones están despegando y aterrizando. Para eso existe una señal en el asfalto, pero al parecer no es suficiente.

"Cuando los coches llegan a esa señal, se supone que se detengan y se cercioren de que ningún avión está buscando pista", explicó el subjefe Gilbert Caldwell del Departamento de Bomberos de Roanoke.


Publicado por Yahoo! en Español.

sábado, 13 de octubre de 2012

La soledad de América Latina


Gabriel García Márquez el día en que asistió a la ceremonia de entrega del Premio Nobel de Literatura, en 1982.

Por GABRIEL GARCIA MÁRQUEZ
Al recibir el Nobel de Literatura en 1982

Antonio Pigafetta, un navegante florentino que acompañó a Magallanes en el primer viaje alrededor del mundo, escribió a su paso por nuestra América meridional una crónica rigurosa que sin embargo parece una aventura de la imaginación. Contó que había visto cerdos con el ombligo en el lomo, y unos pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho, y otros como alcatraces sin lengua cuyos picos parecían una cuchara. Contó que había visto un engendro animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y relincho de caballo. Contó que al primer nativo que encontraron en la Patagonia le pusieron enfrente un espejo, y que aquel gigante enardecido perdió el uso de la razón por el pavor de su propia imagen.

Este libro breve y fascinante, en el cual ya se vislumbran los gérmenes de nuestras novelas de hoy, no es ni mucho menos el testimonio más asombroso de nuestra realidad de aquellos tiempos. Los Cronistas de Indias nos legaron otros incontables. Eldorado, nuestro país ilusorio tan codiciado, figuró en mapas numerosos durante largos años, cambiando de lugar y de forma según la fantasía de los cartógrafos. En busca de la fuente de la Eterna Juventud, el mítico Alvar Núñez Cabeza de Vaca exploró durante ocho años el norte de México, en una expedición venática cuyos miembros se comieron unos a otros y sólo llegaron cinco de los 600 que la emprendieron. Uno de los tantos misterios que nunca fueron descifrados, es el de las once mil mulas cargadas con cien libras de oro cada una, que un día salieron del Cuzco para pagar el rescate de Atahualpa y nunca llegaron a su destino. Más tarde, durante la colonia, se vendían en Cartagena de Indias unas gallinas criadas en tierras de aluvión, en cuyas mollejas se encontraban piedrecitas de oro. Este delirio áureo de nuestros fundadores nos persiguió hasta hace poco tiempo. Apenas en el siglo pasado la misión alemana de estudiar la construcción de un ferrocarril interoceánico en el istmo de Panamá, concluyó que el proyecto era viable con la condición de que los rieles no se hicieran de hierro, que era un metal escaso en la región, sino que se hicieran de oro.

La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia. El general Antonio López de Santana, que fue tres veces dictador de México, hizo enterrar con funerales magníficos la pierna derecha que había perdido en la llamada Guerra de los Pasteles. El general García Moreno gobernó al Ecuador durante 16 años como un monarca absoluto, y su cadáver fue velado con su uniforme de gala y su coraza de condecoraciones sentado en la silla presidencial. El general Maximiliano Hernández Martínez, el déspota teósofo de El Salvador que hizo exterminar en una matanza bárbara a 30 mil campesinos, había inventado un péndulo para averiguar si los alimentos estaban envenenados, e hizo cubrir con papel rojo el alumbrado público para combatir una epidemia de escarlatina. El monumento al general Francisco Morazán, erigido en la plaza mayor de Tegucigalpa, es en realidad una estatua del mariscal Ney comprada en París en un depósito de esculturas usadas.

Hace once años, uno de los poetas insignes de nuestro tiempo, el chileno Pablo Neruda, iluminó este ámbito con su palabra. En las buenas conciencias de Europa, y a veces también en las malas, han irrumpido desde entonces con más ímpetus que nunca las noticias fantasmales de la América Latina, esa patria inmensa de hombres alucinados y mujeres históricas, cuya terquedad sin fin se confunde con la leyenda. No hemos tenido un instante de sosiego. Un presidente prometeico atrincherado en su palacio en llamas murió peleando solo contra todo un ejército, y dos desastres aéreos sospechosos y nunca esclarecidos segaron la vida de otro de corazón generoso, y la de un militar demócrata que había restaurado la dignidad de su pueblo. En este lapso ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo. Mientras tanto 20 millones de niños latinoamericanos morían antes de cumplir dos años, que son más de cuantos han nacido en Europa occidental desde 1970. Los desaparecidos por motivos de la represión son casi los 120 mil, que es como si hoy no se supiera dónde están todos los habitantes de la ciudad de Upsala. Numerosas mujeres arrestadas encintas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aún se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares. Por no querer que las cosas siguieran así han muerto cerca de 200 mil mujeres y hombres en todo el continente, y más de 100 mil perecieron en tres pequeños y voluntariosos países de la América Central, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional sería de un millón 600 mil muertes violentas en cuatro años.

De Chile, país de tradiciones hospitalarias, ha huido un millón de personas: el 10 por ciento de su población. El Uruguay, una nación minúscula de dos y medio millones de habitantes que se consideraba como el país más civilizado del continente, ha perdido en el destierro a uno de cada cinco ciudadanos. La guerra civil en El Salvador ha causado desde 1979 casi un refugiado cada 20 minutos. El país que se pudiera hacer con todos los exiliados y emigrados forzosos de América latina, tendría una población más numerosa que Noruega.

Me atrevo a pensar que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la Letras. Una realidad que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza, del cual éste colombiano errante y nostálgico no es más que una cifra más señalada por la suerte. Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudo de nuestra soledad.

Pues si estas dificultades nos entorpecen a nosotros, que somos de su esencia, no es difícil entender que los talentos racionales de este lado del mundo, extasiados en la contemplación de sus propias culturas, se hayan quedado sin un método válido para interpretarnos. Es comprensible que insistan en medirnos con la misma vara con que se miden a sí mismos, sin recordar que los estragos de la vida no son iguales para todos, y que la búsqueda de la identidad propia es tan ardua y sangrienta para nosotros como lo fue para ellos. La interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios. Tal vez la Europa venerable sería más comprensiva si tratara de vernos en su propio pasado. Si recordara que Londres necesitó 300 años para construir su primera muralla y otros 300 para tener un obispo, que Roma se debatió en las tinieblas de incertidumbre durante 20 siglos antes de que un rey etrusco la implantara en la historia, y que aún en el siglo XVI los pacíficos suizos de hoy, que nos deleitan con sus quesos mansos y sus relojes impávidos, ensangrentaron a Europa con soldados de fortuna. Aún en el apogeo del Renacimiento, 12 mil lansquenetes a sueldo de los ejércitos imperiales saquearon y devastaron a Roma, y pasaron a cuchillo a ocho mil de sus habitantes.

No pretendo encarnar las ilusiones de Tonio Kröger, cuyos sueños de unión entre un norte casto y un sur apasionado exaltaba Thomas Mann hace 53 años en este lugar. Pero creo que los europeos de espíritu clarificador, los que luchan también aquí por una patria grande más humana y más justa, podrían ayudarnos mejor si revisaran a fondo su manera de vernos. La solidaridad con nuestros sueños no nos haría sentir menos solos, mientras no se concrete con actos de respaldo legítimo a los pueblos que asuman la ilusión de tener una vida propia en el reparto del mundo.

América Latina no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una aspiración occidental.

No obstante, los progresos de la navegación que han reducido tantas distancias entre nuestras Américas y Europa, parecen haber aumentado en cambio nuestra distancia cultural. ¿Por qué la originalidad que se nos admite sin reservas en la literatura se nos niega con toda clase de suspicacias en nuestras tentativas tan difíciles de cambio social? ¿Por qué pensar que la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus países no puede ser también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en condiciones diferentes? No: la violencia y el dolor desmesurados de nuestra historia son el resultado de injusticias seculares y amarguras sin cuento, y no una confabulación urdida a 3 mil leguas de nuestra casa. Pero muchos dirigentes y pensadores europeos lo han creído, con el infantilismo de los abuelos que olvidaron las locuras fructíferas de su juventud, como si no fuera posible otro destino que vivir a merced de los dos grandes dueños del mundo. Este es, amigos, el tamaño de nuestra soledad.

Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte. Una ventaja que aumenta y se acelera: cada año hay 74 millones más de nacimientos que de defunciones, una cantidad de vivos nuevos como para aumentar siete veces cada año la población de Nueva York. La mayoría de ellos nacen en los países con menos recursos, y entre éstos, por supuesto, los de América Latina. En cambio, los países más prósperos han logrado acumular suficiente poder de destrucción como para aniquilar cien veces no sólo a todos los seres humanos que han existido hasta hoy, sino la totalidad de los seres vivos que han pasado por este planeta de infortunios.

Un día como el de hoy, mi maestro William Faullkner dijo en este lugar: "Me niego a admitir el fin del hombre". No me sentiría digno de ocupar este sitio que fue suyo si no tuviera la conciencia plena de que por primera vez desde los orígenes de la humanidad, el desastre colosal que él se negaba a admitir hace 32 años es ahora nada más que una simple posibilidad científica. Ante esta realidad sobrecogedora que a través de todo el tiempo humano debió de parecer una utopía, los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra.

Agradezco a la Academia de Letras de Suecia el que me haya distinguido con un premio que me coloca junto a muchos de quienes orientaron y enriquecieron mis años de lector y de cotidiano celebrante de ese delirio sin apelación que es el oficio de escribir. Sus nombres y sus obras se me presentan hoy como sombras tutelares, pero también como el compromiso, a menudo agobiante, que se adquiere con este honor. Un duro honor que en ellos me pareció de simple justicia, pero que en mí entiendo como una más de esas lecciones con las que suele sorprendernos el destino, y que hacen más evidente nuestra condición de juguetes de un azar indescifrable, cuya única y desoladora recompensa, suelen ser, la mayoría de las veces, la incomprensión y el olvido.

Es por ello apenas natural que me interrogara, allá en ese trasfondo secreto en donde solemos trasegar con las verdades más esenciales que conforman nuestra identidad, cuál ha sido el sustento constante de mi obra, qué pudo haber llamado la atención de una manera tan comprometedora a este tribunal de árbitros tan severos. Confieso sin falsas modestias que no me ha sido fácil encontrar la razón, pero quiero creer que ha sido la misma que yo hubiera deseado. Quiero creer, amigos, que este es, una vez más, un homenaje que se rinde a la poesía. A la poesía por cuya virtud el inventario abrumador de las naves que numeró en su Iliada el viejo Homero está visitado por un viento que las empuja a navegar con su presteza intemporal y alucinada. La poesía que sostiene, en el delgado andamiaje de los tercetos del Dante, toda la fábrica densa y colosal de la Edad Media. La poesía que con tan milagrosa totalidad rescata a nuestra América en las Alturas de Machu Pichu de Pablo Neruda el grande, el más grande, y donde destilan su tristeza milenaria nuestros mejores sueños sin salida. La poesía, en fin, esa energía secreta de la vida cotidiana, que cuece los garbanzos en la cocina, y contagia el amor y repite las imágenes en los espejos.

En cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoción por sus virtudes de adivinación, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte. El premio que acabo de recibir lo entiendo, con toda humildad, como la consoladora revelación de que mi intento no ha sido en vano. Es por eso que invito a todos ustedes a brindar por lo que un gran poeta de nuestras Américas, Luis Cardoza y Aragón, ha definido como la única prueba concreta de la existencia del hombre: la poesía. Muchas gracias.

Publicado por:
http://www.ciudadseva.com/textos/otros/ggmnobel.htm
http://estoespurocuento.wordpress.com/2012/08/29/gabriel-garcia-marquez-la-soledad-de-america-latina-discurso-de-aceptacion-del-premio-nobel-1982-texto-completo/

Interpretación al discurso anterior.

lunes, 27 de agosto de 2012

Avanza el proyecto

 Torre I
 Torre II
 Casas vía principal, vista hacia el sur.
Torres I y II


viernes, 6 de julio de 2012

Adiós a la Esquina del Tango


Limpia del nefasto y criminal grafiti, así luce, al menos al instante de hacer clic con la cámara fotográfica, esta hermosa casa de esquina suroccidental de la Calle 59 con la Carrera Séptima.




La secuencia gráfica arriba de estas líneas corresponde, también y milagrosamente libre de la acción criminal de los grafiteros, a la ya otoñal Esquina del Tango, en la Carrera Séptima A con la Calle 59 A, costado suroriental del antiguo Parque de los Hippies. Las noches de tango acaban de cambiar de escenario, cuando un obrero, escalera en mano, se dispone a retirar el aviso. Esta es la última foto del tradicional sitio que operó allí durante cuatro décadas, para trasladarse al sector de Galerías. Foto tomada el 6 de julio de 2012 hacia las 11:40 a.m.

martes, 12 de junio de 2012

Proyecto 2012


Acceso y salida del proyecto.
Al fondo, Torre 1 (izquierda) próxima a ser entregada. Torre 2, avanzada.
Casas, entrada principal, sentido Sur-Norte.
Enmallado temporal, para limitar acceso de visitantes al área aún en obra.
Casas. Al fondo, Torre 2. El enmallado en la entrada principal es apenas temporal, a efectos de impedir el acceso de particulares al área de las dos torres (al fondo).
Entrada y salida del condominio, mirada hacia en sentido Norte-Sur.
Casas. Al fondo, Torre 2.
Apartamento modelo. Comedor. A la derecha, el balcón.
Comedor
Cocina
Alcoba principal.
Área de televisión y/o computador
Sala y balcón al fondo
Panorámica desde el apartamento modelo, sentido Sur-Norte.
Un parqueadero, recién a la entrada, sentido Sur-Norte.
Casas del proyecto, a lado y lado. Al fondo, en construcción, la Torre 2.