domingo, 31 de julio de 2011

Así se escribe una noticia

La fotografía, del 30 de marzo del 2011, muestra al chef español Ferrán Adriá mientras prueba comida en la cocina de su restaurante el Bulli en Rosas, España. (Foto AP/Manú Fernández/Archivo)

ROSAS, España, julio 31 de 2011. (AP) — El Bulli, uno de los restaurantes más aclamados del mundo, sirvió el sábado su última cena.

En el menú final se incluyeron 50 platos con nombres intrigantes, que incluían esferas de oliva y merengue de almeja.

Durante más de la mitad de los 24 años que el virtuoso chef Ferrán Adriá ha estado a cargo de su cocina, el mesón ha mantenido la casi inalcanzable calificación de tres estrellas en la guía Michelin y ha sido catalogado cinco veces como el mejor restaurante del mundo por la revista británica The Restaurant.

Después de la cena final para clientes fieles y familiares del personal, Adriá, de 49 años, cerrará el restaurante para convertirlo en una fundación de alta cocina que espera inaugurar en el 2014.

El Bulli no está cerrando, sino transformándose, dijo Adriá, al tiempo que indicó que se considera el hombre más feliz del mundo.

La ubicación de El Bulli en una hermosa y aislada ensenada en el extremo noreste de España inspiró a Adriá, quien comenzó como lavaplatos en un hotel. Luego de reflexionar sobre la esencia de lo que hace delicioso a un platillo, se propuso desglosar los ingredientes hasta lo que él llama nivel molecular.

Después reconstruía cada platillo usando inesperadas recombinaciones de los componentes originales y los presentaba en pequeñas porciones. La mayoría requería instrucciones para comerlos.

La comida tomó formas, texturas y temperaturas inesperadas, pues el chef usaba nitrógeno líquido para producir espuma de vegetales o frutas, etéreas reencarnaciones de comida sólida, y combinaba alga marina y té, o caviar con manzanas acarameladas.

El precio promedio del restaurante de 270 euros (388 dólares) por cabeza —sin incluir bebidas, impuestos ni propinas— era otra de sus características distintivas.

El Bulli tenía más de un millón de peticiones de reservación cada año, aunque sólo caben 50 en el local.

Además de funcionar como un laboratorio con los mejores cocineros y expertos gastrónomos del mundo, Adriá dijo que El Bulli, en su nueva etapa, estará abierto para que lo visiten todos, sean ejecutivos de empresas multinacionales o niños.

Por el momento, Adriá planea promover El Bulli en viajes por China, Perú y Estados Unidos. Dará clases en la Unversidad de Harvard. El trabajo sobre la fundación comenzará en enero, dijo.

El "Bulli" era el nombre del bulldog que pertenecía a la pareja alemana que estableció el primer restaurante en la ensenada de Cala Montjoi en la década de 1950.

Harold Heckle contribuyó a este despacho.